lunes, 15 de febrero de 2010
Para poder reflejar la situación política, social y cultural del siglo XVII de la que ya hemos hablado, vamos a mostrar unas imágenes representativas de la época.

Los reinados de los últimos soberanos de la casa de Austria, a lo largo del siglo XVII, señalan los momentos críticos de la decadencia española. (Carlos II de niño, de Martínez Mazo).





La crisis económica y social de la España del XVII es de tal envergadura que el mismo Consejo Real, en 1619, advierte al rey acerca del "miserable estado en que se hallan sus vasallos", y manifiesta su inquietud ante el hecho de que "vivan descontentos, afligidos y desconsolados". Escenas como la de estos Tres mendigos, de G. Cerutti, no serían excepción en la vida cotidiana de la época.















El Barroco es el espejo en que se mira -con inquietud más que con complacencia- la sociedad europea del siglo XVII. Su estética se manifiesta en todos los terrenos de la expresión. La profundidad, la asimetría, el artificio, la oscuridad, el dramatismo... son rasgos que definen bien la pintura más representativa de la época. Pero también puede aplicarse a otras disciplinas artísticas y a la literatura. (Venus y Cupido, de Rubens).













El bobo de Coria, llamado en realidad don Juan Calabazas, es uno de los numerosos enanos y bufones de la corte de Felipe IV que Velázquez retrató con gran naturalidad. La presencia en Palacio de estos tristemente llamados "hombres de placer" es síntoma de un clima de morbosidad y decadencia moral que Quevedo lamenta en sus obras.


0 comentarios:

Publicar un comentario